- El proceso de tejido promueve la relajación y el buen humor pues supone una pausa en nuestro ritmo de vida, disminuyendo el estrés y recuperándonos después una dura jornada laboral. Dicen que el tejer es el “nuevo yoga”, pues al coger las agujas y sumergirnos en nuestra labor, el tiempo se detiene…Tejer ejercita ambos hemisferios cerebrales. Estimula la parte lógica de nuestro cerebro, manteniéndolo concentrado y activo. Como una gimnasia mental: puntos, vueltas, hilos, pasadas…
- Desarrolla la creatividad, permitiendo dar rienda suelta a nuestra imaginación y nuestra parte más artística. Por otra parte, sentir a través de las manos la suavidad y textura de la lana es una sensación muy grata que influye directamente en nuestra mente ayudándonos a estar en contacto con nuestro yo interior.
- Refuerza nuestra autoestima. El hacer algo con nuestras propias manos genera gran satisfacción y realización personal. Además nuestro esfuerzo se ve recompensado por una bonita prenda única e irrepetible que tiene una parte de ti mismo.
- Mientras la persona teje, las ideas y pensamientos se acomodan como los puntos en una hilera, ordenándose en nuestra cabeza y obteniendo mayor claridad mental.
- También aporta beneficios físicos: Los movimientos repetitivos fortalecen la coordinación y mejora la motricidad incluso en personas con artritis. Ayuda a bajar la tensión arterial.
- Y beneficios sociales: las agujas y los hilos son la excusa perfecta para reunirse en grupos y compartir experiencias, creándose lazos sociales a través del tejido y la conversación.
- Además resulta un pasatiempo muy versátil que puede realizarse en cualquier lugar, lo puedes llevar contigo, puedes tejer solo o acompañado, puedes lucir tus creaciones o hacer un regalo único… en fin, tiene multiplicidad de usos.
Lorena Moret, Psicóloga
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